Cuando pensabas que Alfred Hitchcock no podía sorprenderte más, aparece el tipo con una película que te vuelve a agarrar el corazón, retorciéndolo hasta límites insospechados ¡Es el más grande! Cada película nueva que veo de él, más le admiro, que forma de hacer cine.
Lo primero que me llama la atención es el cartel, como siempre, Alfred hace gala de su ego exacerbado y se pone en medio del cartel, dejando en un segundo plano a una estrella de la talla de James Stewart (Se podría decir, que junto a Cary Grant, dos de sus actores fetiche) Dicen que los genios son egocéntricos por naturaleza (De hecho, eso mismo se le atribuye a Quentin Tarantino, otro genio, aunque bastante diferente a Alfred, en muchos sentidos).
Ya con "Psicosis" el tipo destruyó todos los cánones del cine, y a mi me dejó totalmente loco, sin embargo, me quedaba por ver "La Soga", una película de la cuál me habían hablado maravillas, pero que nunca había visto, así que me animé de una vez y me dispuse a ver una de las obras maestras de Alfred.
Había leído por ahí, que escucháramos los cinco primeros minutos de la soga, sin mirar a la pantalla, y que trates de imaginar lo que está sucediendo en pantalla.
Vemos a dos hombres cometiendo un crimen, pero no oímos a dos hombres cometiendo un crimen, (A lo mejor es mi mente ensuciada por los años, pero se oye a dos hombres después de mantener relaciones sexuales, frases como "Teniamos que hacerlo a oscuras, no podíamos hacerlo a plena luz del día" y los contínuos jadeos de los protagonistas, me llevaron a pensar eso) solo un maestro de la talla de Alfred Hitchcock, es capaz de hacer esto en una película.
Pero es que esto no acaba aquí, la película, casi en su totalidad, está rodada en un "Plano Secuencia", sencillamente, a esto es lo que llamo maestría.
Ciertamente, "La Soga" me recordó al relato de Edgar Allan Poe, conocido como "El corazón delator", pero pasado por el tamiz de Alfred, quienes hayan leído el libro, posiblemente estén de acuerdo con mi razonamiento.
Dos chavales, convencidos de sus superiores capacidades mentales, deciden realizar un asesinato, básicamente, para ver que se siente, acto seguido, para seguir con su macabro juego, optan por esconder el cuerpo del amigo en un arcón, en el salón, allí encima del arcón, montan la mesa para una fiesta que van a montar horas después.
Estos avispados chavales cometen la gran imprudencia de invitar a su profesor (James Stewart) un inteligente hombre, que comenzará a sospechar cosas pronto.
Stewart está de lujo, así como en "La ventana indiscreta" o en "Vértigo", vuelve a regalar una interpretación cautivadora, en la que posiblemente sea su obra más difícil, por parecer más una pieza teatral que una obra cinematográfica.
Quizás, a los que no les agrade demasiado el cine teatral, por así decirlo, les parecerá una película un poco lenta, pero a los que sabemos apreciar el cine con mayúsculas, "La Soga" estará entre nuestras imprescindibles, ¡Qué grande eres Alfred!.
Valoración:********(8/
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