"Todo el mundo quiere ser como Cary Grant, incluso yo, quiero ser como Cary Grant" Dijo el mismísimo Cary Grant, hasta Hitchcock se rindió ante él, y eso es bastante dificil, pues ya sabemos lo especial que era el maestro del suspense con los actores que trabajaban a sus órdenes, y es que Cary Grant lo tenía todo, era un actor de éxito en el mundo entero, sus películas eran referentes para todo el mundo, además, era el galán perfecto, buena percha, apuesto, encantador, Cary Grant era una de esas estrellas cinematográficas que en la actualidad no tenemos, y según va la cosa, tampoco vamos a tener (En Cierto momento me recuerda a la galantería de alguien como George Clooney)
Que Alfred Hitchcock es el rey del suspense, es una cosa que ya sabemos, es el creador de películas como esta propia "Con la muerte en los talones", u otras más grandes como "Psicosis", "Los Pájaros", hasta creó su propia serie de televisión "Alfred Hitchcock presenta", sin embargo, creo que no supo manejar esta "Con la muerte en los talones" y aun así, le doy un ocho, sin embargo, expondré mis razones, de porque no le pongo más nota.
Los primeros cuarenta minutos de la película son realmente brutales, magistrales, me atrevería a decir que de los mejores que ha creado el maestro del suspense, un pobre hombre llamado Roger, es confundido con George Kaplan, un espía, es trasladado a una casa, pero nada es suficiente, nunca le creen, intentan mararle, y el tío se escapa y empieza a indagar, ahí, creo yo, que el film empieza a fallar, me gustaba el tema de que nadie le hiciese caso y le llamaran Kaplan, creo que se podía haber explorado más ese tema, esa pesadilla terrible, sin embargo, poco después, llega al tren y empiezan las escenas tediosas.
Hay veces que meter un romance no mola, no hace más que ralentizar la trama, volviéndola lenta e insoportable, no entiendo porque en todas las películas los personajes tienen que encontrar el amor en el film, lo mismo me pasa con las películas de James Bond, que en su mujer momento, empieza a liarse con tías con cero personalidad.
Para más Inri, poco tiempo después de montarse en el trenecito, se descubre que Kaplan no existe, quitándonos todo el suspense de golpe, quedándote huérfano, nadie sabe que Kaplan no existe, pero tú, tú si lo sabes, creo que hubiesen logrado más identificación con el personaje si nosotros tampoco lo hubiésemos sabido, pero vamos, no voy a ser yo el que le de lecciones de cine a Alfred Hitchcock, faltaría más.
Por lo demás, a falta de media hora para el final, la película se recupera y empieza a dar grandes momentos al cine, empezando por la mítica escena de la avioneta persiguiendo a Cary Grant, y terminando por la persecución en el Monte Rushmore.
Es un clásico, pero pudo ser mucho mejor, la verdad.
Valoración:********(8/10)
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