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viernes, 10 de febrero de 2012

The day after tomorrow (El día de mañana)


El día de mañana es una de las enésimas propuestas de Ronald Emmerich, para destruir nuestro amado planeta.
El famoso creador de films de la talle de Independence Day o la más actual 2012, (Y me sorprende que no haya dirigido la película Armageddon, siendo esa dirigida por Michael Bay, un viejo conocido) nos deleita en esta ocasión con un producto palomitero, entretenimiento barato bien cargado de moralina, pero sin el efecto esperado, o al menos que él esperaría.
Las comparaciones son odiosas, y la mayoría de las veces son injustas, pero viendo la tesitura en la que nos encontramos, tesitura en la cuál, el señor Emmerich no tiene la suficiente imaginación como para hacer una película sin que el mundo esté amenzado.
Bueno, me parece que en este caso, la película está dispuesta para ser comparada con 2012, y en todas sale perdiendo.
2012 es una fantasmada de tamaño épico, pero el día de mañana ya roza lo absurdo en ciertos aspectos, en primer lugar, la escena inicial con el bueno de Dennis Quaid, que ya se apunta a un bombardeo, que sale en comedias como American Dreamz, en pelis de acción como GI Joe y en fantasmadas como esta, sin acabar de brillar como merece en ninguna de ellas.
A lo que iba, la escena del hielo da verguenza ajena, se produce una fractura, justo donde está Dennis Quaid, que casualidad más triste, para después romperse todo todito, menos donde se ubican ellos, que suerte.
Después se destruye la ciudad de Nueva York, otra cosa bastante nueva, nunca se ha visto, se produce un diluvio espectacular, una ola se traga la ciudad, y todo el mundo se encierra la biblioteca ¡Que sabiduría! el agua no tiene tanta fuerza como para destruir las puertas de la biblioteca, eso es obvio.
Mientras que en Hollywood hay cientos de tornados arrasándolo todo, y la gente hace fotos y videos con cámaras de video, debe ser que en California la gente sufre un retraso mental agudo, la ciudad destrozada y la escena en la que se abre la puerta y aparece el señor de la limpieza, ciertamente, es un poco bochornosa hay que decirlo.
Mientras tanto, Dennis Quaid en un alarde de chulería impropio de él y de su personaje, decide ponerse el abriguito y salir a pearse el país para buscar a su hijo.
Mientras en Nueva York, la ola de hielo ha llegado y el agua se ha congelado matando a la gente, la sabiduría del director es.
"Coño, vamos a poner un mensaje moral, vamos a poner a USA como un animal herido que ha de ser acogido por México, un país al que vilipendiamos a diario".
Hipocresía barata y un final paupérrimo.
Valoración:****(4/10)

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