"Sueños de seductor", es mi caballo de batalla con Woody Allen, vi la película, y lo cierto es que no me gustó, pero tengo la extraña sensación de que es culpa mía.
¿Alguna vez habéis visto una película con un estado de ánimo diferente al que la visteis por primera vez y habéis cambiado de parecer? Lo cierto es que a mi me ha pasado, es más, me ha pasado en más de una ocasión, pues creo que eso me pasó con "Sueños de seductor".
Como sabéis, soy un adicto a Allen, durante un tiempo, vi casi todas sus películas, como si de un maratón personal se tratase, y lo cierto, es que "Sueños de seductor", dista mucho de ser una mala película (Pocas, o muy pocas películas de Woody Allen pueden calificarse como "malas"), pero también dista mucho de ser una de sus mejores obras, y eso que hay que reconocer que es una película que tiene bastante fama, dentro de la extensa filmografía del neoyorquino.
No sé vosotros, pero yo, cuando más disfruto de Woody Allen es cuando está detrás y delante de las cámaras, he visto multitud de películas de Allen en las que no aparece, son geniales, como la mayoría, pero le falta algo, una chispa que enciende cuando aparece, sin Allen, sus propias películas, son menores.
En esta ocasión, Woody Allen interpreta al mismo personaje de siempre, esta vez obsesionado con "Casablanca", la obsesión llega hasta tal punto, que roza la locura, pues en alucinaciones, se le aparece el propio Humphrey Boggart, para darle consejos de amor, ya que este, es un auténtico galán de los de antes, mientras que Woody, no es más que un pobre pringadillo que intenta (utopía total) ser como ese Boggart del cine, ese Boggart del clásico del cine "Casablanca".
Como película de Allen, ya os digo, me dejó algo frío, me gustó la interacción con la gran Diane Keaton, pero hay que reconocer que es una cosa mil veces vista en películas de Allen, así que tampoco hay mucho espacio para la novedad.
Creo que tengo que volver a verla, si lo hago, reescribo la crítica, lo prometo.
Valoración:******(6/10)
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