Y aqui llega el punto de inflexión en la saga de Harry Potter, existe un antes y un después de esta fantástica saga a partir de esta película.
Probablemente el cambio de la dirección de Columbus a Cuarón fue definitivo para que la saga ganara en adultez, oscuridad e incluso terror con los Dementores.
Harry Potter y el prisionero de Azkaban comienza a obtener una trama cada vez más compleja, giros imprevisibles, viajes temporales, que hace que año tras año se mejore la saga, si bien se puede creer que tras luchar contra Quirrell en la piedra filosofal y abrir la cámara de los secretos y luchar contra una serpiente gigante llamada Basilisco.
Hogwarts cambia y todos hemos cambiado con ella, De hecho Alfonso Cuarón llegó a decir que Hogwarts es un personaje más, es un ente vivo que respira y eso se percibe durante toda la película.
Los personajes que aparecen son realmente fantásticos, el reemplazo de Dumbledore es muy acertado, y la aparición de David T. como Lupin es fantástica, un gran actor para un personaje bastante complejo como es Lunático.
Pero el que se lleva la palma en su primera aparición es el Grandisimo Gary Oldman, interpretando a Sirius Black, un místico personaje, terrorífico por momentos (el primer momento en el que aparece en los carteles es ciertamente horrible y terrorifico)
En esta peli aparece el Hipogrifo, que finalmente se marcha con Black y los Dementores, hechos digitalmente ganan mucho más que si fuesen marionetas, (como en un principio se llegó a pensar) me encantan los Dementores.
Por lo demás pocos fallos, se echa de menos la aparición más continuada de Severus Snape o del malísimo Draco Malfoy, por lo demás que se puede decir, no es culpa del director sino de la escritora, que es al fin y al cabo la que decide.
Una gran continuación para la saga Harry Potter.
Valoración:******** (8/10)
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